martes, 30 de octubre de 2012

Post-Sandy

Martes 30 de octubre de 2012

Me despierto temprano, sobre las 7.00. Lo primero que compruebo son las farolas del edificio de enfrente. Por suerte, siguen en su sitio. Ninguna novedad al respecto. Menos mal. Durante toda la noche, el ruido constante de sirenas y el fuerte vendaval me ha ido despertando. La verdad es que del Sandy he visto poco. Todo el lunes pendiente de las noticias y justo cuando el Sandy estaba llegando, va y me quedo sin luz y sin televisión para poder ver las imágenes...


Llueve bastante. Enciendo el interruptor pero seguimos sin luz, como ayer noche. Tampoco hoy tengo teléfono ni internet. En la habitación hace frío. Supongo que la temperatura ha bajado en picado y estamos, además, sin calefacción. Por suerte, sigo teniendo agua. Me ducho y bajo a almorzar. Como ayer, me toca bajar y subir a patita los ocho pisos. Las escaleras están completamente a oscuras y son estrechas y empinadas. Incluso da más miedo esto que el huracán.
La recepción, es todo un poema. Parece que se esté rodando una peli de terror. Está toda repleta de velas y los rostros de la gente se vislumbran muy poquito. Me indican que han habilitado una sala para el desayuno. La situación es totalmente surrealista. No se ve prácticamente nada. Para coger la comida, nos dan una mini linterna a cada uno. Cojo lo que puedo. Un poco de queso, dos iogurths y algunas galletas y madalenas. Ah, y un poco de zumo. No hay ni café ni leche.
Desayuno self-service. Al rato, alguien enciende una vela. Estamos salvados
Mientras desayuno, algunos comentan las cifras que ha dejado tras de sí su visita:
  • 166.000 salidas de emergencia ayer tarde-noche
  • 3 hoteles del downtown desalojados de urgencia
  • 10.000 vuelos cancelados (el mío entre ellos)
  • 1.000.000 de personas sin luz entre ayer noche y esta mañana
Después de desayunar, salgo a ver la situación en los alrededores del hotel. Sigue lloviendo bastante pero necesito estirar las piernas y la verdad, tengo curiosidad por ver cómo está “mi barrio”. Todo está literalmente patas arriba. Los efectos del huracán son más que evidentes: árboles caídos en medio de la calle, carteles rotos, cristales rotos, etc.

 Esta es la situación en Washington place, justo enfrente de mi hotel

Se empiezan a ver también patrullas para empezar a recuperar la ciudad de los detrozos materiales.

En este caos, una ardilla asoma su cabeza cerca de Broadway. Ha sobrevivido al huracán también ella. Nos mira con asombro igual que nosotros a ella. Le saco alguna foto. No parece extrañarse con tanta expectación así que casi le hago un reportaje.

Empieza a diluviar. Debo regresar al hotel. Llego que parece que me haya duchado. Intento ducharme pero el agua que esta mañana era tibia ahora ya es directamente fría. Me seco como puedo para no coger una pulmonía y decido comer en mi habitación. Como ayer, ensalada con amenities: un poco de queso brie que puede comprar ayer y unos cuantos kellogs que pude guardar del desayuno de esta mañana. Todo ello, amenizado con wasabi japonés. De postre, unas galletitas de queso. No está nada mal. Me lo como super a gusto. Com diem en català, "més val la bona gana que el bon menjar".
Mi comida de hoy
Lo que todavía me queda en mi mini-improvisada despensa

Al cabo de un par de horas parece que la lluvia amaina. Salgo de nuevo del hotel. Decido subir por Broadway para coger la 5th Avenue. En toda la zona del Downtown nos hemos quedado sin luz y sin teléfono. Mi iphone está muerto. Intento conectarlo pero no hay manera. Ni línea telefónica ni tampoco, of course, wifi. Me resigno. Estoy totalmente incomunicada. Me explican que debo subir la 5th Avenue hasta como mínimo la 34. Que a partir de allí, tendré teléfono y corriente para cargar mi móvil. Literalmente me dicen que la zona en la que está mi hotel es Rusia, y que Estados Unidos no empieza hasta la 34. Telita telita.

La captura de pantalla es del miércoles 31, sigue la misma situación

Con el objetivo de llegar a la 34, empiezo a subir por Broadway. Ningún edificio parece tener luz. Todo está cerrado incluso las tiendas que ayer estaban abiertas. Sigo andando y por fin llego al cruce de Brodway con la 5th Avenue. Mi gozo en un pozo. Tampoco aquí tienen luz. Un Bread and Butter abierto. La cola de gente para comprar algo es larguísima.

Colas que dan la vuelta a la manzana para poder comprar algo de comida
Sigo subiendo por la 5th Avenue. Empiezo a encontrar a gente que está en mi misma situación. Cualquier enchufe de la ciudad está ocupado por gente que anda desesperada por recargar el teléfono o el ordenador.
 Cargando el móvil en la calle

Es imposible encontrar un enchufe libre en la calle. Decido entrar en un Kentucky Fried-chicken. Toto esta también full. Por suerte, un chico neoyorkino se apiada de mi siutación y me cede su enchufe para recagar un rato mi I-phone. La verdad es que hasta el momento, todo el mundo se está portando de maravilla.

En realidad, pasear hoy por la 5th Avenue produce una sensación extraña, ya que algunos de los comercios están abiertos pero otros muchos, a pesar de estar en la zona que no se han quedado sin luz, permanecen cerrados. Seguramente porque la gente que trabaja aquí no ha podido llegar. El metro todavía está cerrado y coger un autobús o un taxi es misión imposible. En cada manzana, pueden verse largas colas de gente que espera tener suerte y poder subir al bus.
Los sacos en las puertas de los comercios todavía recuerdan el paso del huracán

Gente haciendo largas colas para coger un autobús
Empieza a llover de nuevo. Me compro un poncho blanco con el típico "I love NY" delante. No quiero mojarme de nuevo. Con el diluvio de esta mañana ya he tenido suficiente.

Se me hace tarde y decido regresar al hotel. Estoy casi en la 50 y debo bajar hasta el 1, teniendo en cuenta que a partir de la 34 no hay luz y cruzar las calles es todo un peligro, puesto que no hay semáforos y lo peor es que los coches ni te ven. Mientras voy de regreso, saco algunas fotos. La ciudad tiene lugares fantásticos.

Una curiosidad que siempre he tenido, el humo que sale de las calles de New York...
Llego al hotel y la misma situación de esta mañana: seguimos sin luz, sin teléfono, sin calefaccción y sin agua caliente. Han organizado una cena en el hall. Pizzas, coca-cola y vino. Como algo antes de subir de nuevo los ocho pisos por la escalera sin luz. La verdad es que en hotel se están portando de fábula, todos son muy amables e intentan que a pesar de la situación en la que estamos, nos sintamos lo mejor posible.



Por el momento, esto es todo por hoy. Llego a la habitación rendida. El día ha sido muy estresante. Mañana sigo.

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