miércoles, 31 de octubre de 2012

Post-Sandy II en New York

Miércoles 31 de octubre de 2012

Han cancelado mi vuelo a Barcelona. Estava programado para esta tarde pero British Airways lo ha suspendido. Ahora tocará la odisea de encontrar otro vuelo para regresar. Consciente de ello, me pongo el despertador a las 5am. para poder llamar a la chica de la agencia en Barcelona y no perder tiempo por lo del cambio horario. Me despierto y cojo el teléfono. No tengo demasiada cobertura pero consigo, no sé todavía cómo, contactar con Barcelona. Me vuelvo a dormir hasta pasadas las ocho. Me levanto y voy directa a la ducha. Hoy es tremendo. Ayer el agua estaba fría. Hoy está directamente helada. En New York cada vez hace más frío y cada vez se nota más la situación precaria en la que estamos. Bajo a desayunar y la situación es más de lo mismo: desayuno con velas y sin diamantes.

Washington place, enfrente de mi  hotel

Bajo a desayunar con todo lo que necesario para no tener que volver a subir a la habitación, pues cada vez son ocho pisos. Cojo mi ordenador y el móvil, para así poder recargarlo cuando llegue a la "zona americana", es decir, más allá de la 34. Sin embargo, cuando voy subiendo me doy cuenta de que en la New York University, que está a tres manzanas de  mi hotel, tienen luz. Pienso que quizá puedo allí solucionar mis problemas y luego regresar al hotel para no tener que carretear todo el día el ordenador conmigo. Entro decidida. Una policia americana me detiene y me pregunta. Le digo que necesito poder recargar mi móvil y ordenador. Me contesta literalmente esto: "You are in the evacuated zone, so you are here at your own rise. I can't help you, it's your problem". Me quedo de piedra. No puedo creer lo que acabo de oír. Hasta el momento, todo el mundo se ha portado con una comprensión exquisita menos esta mujer. No sé el porqué, pero me sale contestarle que yo soy profesora de Universidad, en Barcelona. Tampoco sé bien bien el porqué pero accede a que me quede en los bancos que están justo en la entrada.

A la izquierda, de espaldas, la policía simpática negándole a otros chicos el acceso a los enchufes

Bancos repletos en NY University 

Consigo recargar un poco la batería del ordenador pero no tengo línea de teléfono y necesito hablar con la agencia en Barcelona. Decido hacer como ayer e ir a la 5th Avenue.


A medida que voy subiendo por la quinta me doy cuenta de que la situación es exactamente la misma que ayer. Muchísima gente intentando recargar sus dispositivos en cualquier enchufe que se posible, bien en la calle, bien en las tiendas.


Ayer tuve serios problemas para conseguir recargar un poco mi móvil. Cometí un error estratégico: debí comprar un cargador múltiple para poder utilizarlo como moneda de cambio, es decir, ofrecer múltiples enchufes a cambio de que me dejaran conectar el multi-enchufe. Pregunto dónde puedo comprar uno. Me dicen que un Radio Shack. Doy con uno que está en la 7th Avenue con casi la 50, o eso creo recordar.


Con este multi-enchufe, me dirijo a la librería Barnes and Noble. Sé que allí hay wifi gratis y también algún enchufe disponible. La librería está a tope. Como llevo el multi lo hago valer. Mi estrategia da resultado. Me paso en la librería más de una hora.

Mi multiconector es el de la luz verde

Sentada en el suelo mientras se recarga mi portátil, me fijo en una taza que tienen. Me gustan las frases. Le saco una fotografía. Hoy voy demasiado cargada. Quizá en otra ocasión entre y la compre.


La situación en mi hotel es muy precaria así que intento buscar otro hotel que disponga de electricidad, calefacción, agua y teléfono. Entro en un montón de páginas web. Es misión imposible. Todos los hoteles están completos. Por un lado, la maratón del próximo domingo hace que muchas habitaciones estén reservadas. Por el otro, y más importante, los hoteles están ocupados por los neoyorkinos que, como yo, vivían en el Downtown de la city. En este momento entiendo qué quería decir Obama cuando decía "zona evacuada". Para ellos, esto es sinónimo de que debes buscarte la vida y salir a patita. No significa que nadie vaya a ir a buscarte. Por ello, todos los neoyorkinos de mi zona, se marcharon a casas de familiares o amigos o a hoteles de la upper side. También hago una búsqueda de hoteles a pie. Paso parte de la mañana preguntando de hotel en hotel y en todos me responden de manera negativa. Son casi las 15.30h y me muero de hambre, así que decido ir a comer. Será lo mejor para pasar la tarde.

Entro en un chino, en la 6th Avenue con la 55. Antes de sentarme le pregunto si tienen free-wifi. Me dice que sí. Entonces, sin tan siquiera mirar la carta, me siento para comer. Tres platos exquisitos.




Antes de marcharme pregunto dónde está el servicio. Uno de los camaremos me indica dónde está. Paso por otro comedor que está a oscuras y tropiezo con varias sillas. Estoy a punto de pedirle si puede encenderme la luz cuando me doy cuenta de que hay varios chinos durmiendo con las manos sobre la mesa. Seguramente son familiares de Chinatown (zona también evacuada, como la mía) y que se han evacuado a sí mismo en casa de parientes en la zona alta.

Después de comer, intento conseguir una linterna. Pregunto en varias tiendas. En todas la misma respuesta: "sería más fácil conseguir ahora mismo oro que una linterna". Así está el patio. Regreso a la librería Barnes and Noble. Allí encuentro una pijadita que quizá me ayude algo: una luz para poder leer ni que sea un rato por la noche. Me doy cuenta de que con esta adquisión, mi estancia en el hotel ha mejorado muchísimo, y más si lo comparo con la triste velita que tenía ayer. Creo que ya tengo todo lo necesario por hoy

 

Llego a la Saint Patrick (la catedral católica de NY), que está situada entre la 50 y la 51. Justo al verla me doy cuenta de una cosa bien curiosa: también tiene facebook y twitter.



 Cae la noche así que decido regresar al hotel. Esta vez, cojo un taxi. Como ayer, las colas para coger un autobús son larguísimas.Las calles están demasiado oscuras y prefiero ir más segura.


En poco más de quince minutos estoy en el hall del hotel. Hoy es Halloween y a pesar de que hay pocos medios, una pequeña calabaza preside la entrada. También unos caramelitos para el típico "trick or treat". Para cenar, un poco de ensalada y pollo frío que han preparado en el hotel, con alguna copa de vino y cervezas.
 

Después de cenar subo de nuevo los ocho pisos hasta mi habitación. Estoy agotada. He calculado y más o menos cada día he andado entre 10 y 15km. Merecido descanso, pues. Me situo en la oscuridad y me acuesto. Mañana será otro día. Seguro.

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